Historia
El término municipal de Almería en época árabe coincide con el que habían fijado los visigodos y que viene a ser una comarca natural limitada por el mar y por los ríos circundantes.
Junto a Huércal formaban parte de la capital las localidades de Roquetas de Mar, Aguadulce, Vícar, Níjar, Gádor, las Salinas, Ribera de la Algaida, Parador de la Asunción, Félix, Enix, Santa Fe, Rioja, Tabernas, Benahadux, Pechina, Viator, Campo del Alquián y Huebro.
Los Reyes Católicos respetan esta distribución y, por un decreto suyo, el 8 de diciembre de 1501 dan al núcleo de Huércal la denominación de arrabal de Almería. Esta concesión, según refleja el legajo 906 del Archivo Municipal, en su página 1, se realiza para que la ciudad de Almería «sea ennoblecida y mejor poblada».
En el Libro de Apeos de Almería de 1573, que se conserva en el Archivo Provincial, se describían así estos parajes: «los arrabales de Almería se extienden por todo el campo hasta el río y el molino de la Torre, que está sobre el río, tomando desde la lengua de la mar el río arriba hasta el molino de la Torre.
La permanencia de estos arrabales durante varios siglos obedece a que la Almería moderna sustituye a la musulmana dentro de las murallas de la ciudad. Será a partir del siglo XVIII cuando la urbe sale extramuros y llega ya a la Torre de Cárdenas, al molino de la Torre y al río por el camino que va hacia Cabo de Gata.
La condición de Huércal de cruce de caminos, dada su situación estratégica en el centro de una importante y rica comarca, se remonta a la época de los Reyes Católicos, donde ya había un atajo, fuera del camino de Pechina, para acercarse con mayor rapidez a la capital.
Ese atajo pasaba por Huércal y llegaba a Almería a través de la Torre de Cárdenas. Su privilegiado lugar hace que por la localidad huercalense pasen cada día miles de gentes, que cruzan la comarca del Andarax.
Su situación de encrucijada ha dado pie a que surja una leyenda, la de la mujer peinada, a la que muchos caminantes dicen haber visto por la noche, al borde de una de las carreteras, peinándose con un manantial de agua que la rodeaba.
Ese manantial es el de la Peinada, cuya buena calidad del agua hacía que, a mediados del pasado siglo, muchas personas que padecían algún tipo de dolencia bebieran agua del mismo.
Desde allí hasta un puente, que está encima de la huerta que llaman el Cordobí, y desde allí por los secanos arriba hasta la torre de Cárdenas, y desde allí por la sierra hacia la parte de Almería, en que había una rábita, y desde allí sube a un algibe que está en el camino de Remepipar, y desde allí, hasta los alrededores de la capital».
Esta denominación de arrabal se mantuvo a lo largo de los siglos, por lo que en el Catastro de Ensenada de 1752 la descripción que se realiza de Huércal le define como arrabal de la ciudad de Almería.
Durante el reinado de los Reyes Católicos, la población de Huércal sufrió, al igual que el resto del reino conquistado, la expulsión de parte de sus habitantes y la conversión de otros, en lo que se denomina moriscos.
Los censos de 1501 adjudican a la localidad de Huércal un total de 171 habitantes, de los que una gran parte eran moriscos. Censo que se vio alterado tras la rebelión de los moriscos en 1568, que provocó la expulsión de la totalidad de esta población, y se trajo a nuevos repobladores.
En febrero de 1571 se inicia la repoblación de la capital almeriense y sus zonas de influencia. Por ello, de los 300 moriscos que había entre Almería, Huercal, Viator, Alhadra y Alquián, se pasa a contar con 150 nuevos pobladores, a los que se da casa en la ciudad y hacienda en la circunscripción.
Pese a esos altibajos, la población ha ido en aumento hasta llegar a la actualidad a unos 10.310 habitantes, gracias al establecimiento en su término municipal de las industrias y empresas de la capital almeriense.
La importancia de este municipio dentro de la comarca del Andarax le ha hecho contar con su propia parroquia desde 1619, aunque con anterioridad existen escritos que acreditan la existencia de una iglesia, puesto que los documentos certifican la compra de material y vigas para levantar en dicho núcleo un conjunto eclesiástico.
En las actas del Archivo Catedralicio se puede comprobar que el Cabildo declara en 1673 los lugares de Huércal y Viator como suburbios de Almería, cuyo beneficiado viene a decir misa los días festivos.
Posteriormente, en 1734, Huércal pasa a ser de nuevo parroquia y se le separa de su anejo Viator, que se constituye en nueva parroquia.
El crecimiento de la población será bastante lento en esta zona de la provincia. Durante el siglo XVII la capital almeriense cuenta con sólo 450 vecinos, de los que la mayor parte son viudas y familiares de clérigos y oficiales de la guarnición. En el siglo XVIII el crecimiento será mucho más rápido, y así los censos adjudican a la población huercalense un total de 326 vecinos.
Tras su independencia de Almería, a principios del siglo XIX, la población de Huércal se ha visto sometida a los altibajos en el número de habitantes que esta provincia registró en su mayor parte, sobre todo por el hecho de la inmigración.